Nuestra Misión
Origen de nuestra misión
La misión es el envío que Dios Padre hace para que llevemos a cobo su obra de salvación de una determinada forma y en un tiempo histórico concreto. Es Dios Padre quien envía a su Hijo Jesucristo para que todos los seres humanos de todos los tiempos, lleguemos al pleno conocimiento de la verdad y seamos liberados de todo lo que nos impide vivir nuestra condición de hij@s de Dios.
Y así como Jesús es el enviado del Padre para salvarnos… Jesús envía a sus discípulos para que hagamos presente al mundo el amor liberador del Padre:
«Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo».
Jn 17,18
Como Carmelitas del Sagrado Corazón, somos enviadas, como M. Luisita a hacer el bien y llevar a nuestros hermanos y hermanas a Dios; así lo expresa en sus cartas:
«…después de hacer un ratito de oración les hablas; con mucha prudencia y suavidad les ganas el corazón para que se los lleves a Dios.»
Carta 75 a la M. Margarita.
Toda misión auténtica brota de una profunda experiencia con Dios, y es en el encuentro con su Palabra y su Voluntad que se va descubriendo la tarea concreta con la que nos invita a colaborar en su obra redentora.
Nuestra misión única en la Iglesia
La familia Carmelita del Sagrado Corazón expresamos nuestra ÚNICA MISIÓN como el llamado a MANTENER VIVA EN EL MUNDO LA EXPERIENCIA CONTEMPLATIVA DE DIOS PADRE PROVIDENTE, BONDADOSO Y MISERICORDIOSO.
Este modo de historificar el proyecto de salvación del Padre, es fruto de una profunda experiencia espiritual de sabernos amadas por un Dios que es Padre providente, bondadoso y misericordioso, quien nos revela su amor a través del Corazón de Jesús Eucaristía a quien contemplamos en el sacramento y en el hermano. Contemplación que nos motiva a vivir eficazmente el amor a l@s hermanos a través de la promoción y vivencia de los valores humanos como un modo de actualizar el humanismo de Jesús.
Pastorales a través de las cuales realizamos nuestra misión
Esta misión única la llevamos a cabo en las diversas y cambiantes situaciones de la historia a través de diversas pastorales:
1. Pastoral de la espiritualidad
¡El ser humano tiene hambre de Dios! Nuestra congregación, queriendo ser fiel al espíritu carmelitano y a la tradición pastoral carmelitana, realiza una actividad apostólica específica encaminada a fortalecer el desarrollo de la vida teologal del ser humano, como dimensión contemplativa de la propia existencia, de las relaciones humanas y de las realidades temporales.
«…que con tu oración y ejemplo, le lleves muchas almas a Ntro. Señor».
Carta 297 a M. Beatriz de Jesús.
2. Pastoral educativa
Por medio de la educación nos comprometemos a trabajar por la humanización y personalización del ser humano: solidario con sus herman@s; que busque y ame la verdad para que viva cristianamente y se comprometa en la configuración de un mundo según el Evangelio. Propiciaremos el desarrollo de su pensamiento y libertad, ordenando los valores y la cultura a este fin.
Nuestra forma de educar está orientada a formar hombres y mujeres de oración a través de una pedagogía que enfatiza el trato cercano, bondadoso y misericordioso.
«…sé que te quieren bien las niñas, ese es un buen medio para que les hagas el bien a sus almas: una vez ganado el corazón ya se puede hacer lo que se quiera…».
Carta 315 de M. Luisita a la M. Teresita.
Nuestra madre fundadora mostró predilección por la formación de las niñas que sufren la orfandad o el abandono. Queremos proporcionarles con nuestra presencia cálida y cercana, una educación liberadora que l@s promueva y capacite para descubrir vivencialmente el amor misericordioso que Dios tiene con los débiles. Les invitaremos a encontrar el amor maternal en María para que esta experiencia l@s conduzca al amor fraterno como fuente de madurez.
Atentas a los signos de los tiempos, queremos llevar nuestro servicio educativo a los ambientes marginados, anunciando a los hermanos el mensaje evangélico de la justicia y liberación.
3. Pastoral de la salud
«Me imagino verte muy trabajadora y feliz en medio de las enfermitas. Si hija, hay que olvidarnos de nosotros mismos y hacer felices a los demás. Está contento en esta vida el -que hace el bien».
Carta 190 de M. Luisita a M. Teresita
Cautivadas por Jesús que sanó toda enfermedad como signo de la presencia del Reino, nos hacemos presentes en el campo de la salud, ayudando al ser humano a descubrir el valor redentor del sufrimiento que lo asocia al misterio pascual de Cristo y a aceptar el plan de Dios en su vida, reavivando su fe y esperanza.
El descubrir en los enfermos y ancianos el rostro doliente de Cristo, nos impulsa a luchar contra la enfermedad y las estructuras injustas fruto de la situación de pecado que privan de la vida al ser humano. Queremos propiciar nuevas alternativas en el campo de la salud, que respondan a las necesidades apremiantes del pueblo, que estén al alcance los pobres y los hagan agentes de su propia salud.
Como nuestra madre fundadora que veía en los enfermos «los miembros más queridos de Dios», seremos signos del amor misericordioso y providente que manifiesta el Padre a quienes por el dolor, experimentan la máxima pobreza existencial.
Les presentamos a María al pie de la cruz de cada enfermo que con su amor maternal les consuela y fortalece.
4. Pastoral parroquial
«Siga trabajando por las almas como lo estaba haciendo; no deje las visitas, a los pobrecitos compatriotas y la doctrina y me tiene que seguir diciendo lo que haga en sus visita».
Carta 51 de M. Luisita a la M. Refugio del SC
Con el deseo de hacer llegar el anuncio del evangelio a todos los lugares de la tierra; nos hacemos presentes entre el pueblo, en los ambientes parroquiales, preferentemente entre marginados urbanos y campesinos, para acompañarlos en su proceso de fe, participando en todo aquello que construya la comunidad y favorezca la transformación del mundo.
Encarnamos nuestro Carisma en ambientes parroquiales a través de la oración contemplativa, el anuncio profético de la Palabra, el compromiso solidario, la convivencia fraterna y el testimonio de acogida generosa y alegre.
5. Pastoral misionera
«Procura ser apóstol: una palabra que se diga en el nombre de Dios, puede ser la salvación de una alma».
Carta 75 a la M. Margarita«Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad»
(1Tim 2,4), y ha puesto a cada uno de ellos las semillas del Verbo.
Nos sabemos asociadas a la obra salvífica y a la misión evangelizadora de la iglesia en orden a nuestro bautismo y consagración religiosa, por eso nos sentimos invitadas a predicar el Evangelio a todos los pueblos.
Por nuestro compromiso misionero estaremos presentes en los distintos campos donde son urgentes la implantación y consolidación de nuevas comunidades cristianas.
La congregación realiza este servicio misionero a través de las hermanas que son enviadas a insertarse en las iglesias jóvenes y en las diversas realidades de los pueblos a los que ofreceremos la riqueza de nuestro carisma vivenciando la actitud profética del Carmelo.